Bloquea el acceso a los discos: Usa bandejas con cerradura o kits de seguridad para evitar extracciones no autorizadas.
Ubica el NAS en un lugar seguro: Preferiblemente en un armario cerrado o gabinete con llave, lejos del alcance de terceros.
Evita la manipulación frecuente: No conectes ni desconectes accesorios (USB, discos, cables) sin apagar correctamente el sistema.
Utiliza solo accesorios originales o certificados: Discos duros, tarjetas, cables o módulos que no cumplan especificaciones pueden causar fallos o pérdida de datos.
Comprueba la compatibilidad: Antes de instalar tarjetas de red, memorias o ventiladores, asegúrate de que sean compatibles con tu modelo de NAS.
Evita sobrecargar el sistema: No conectes múltiples accesorios sin verificar los límites eléctricos o térmicos del NAS.
Instala un SAI (Sistema de Alimentación Ininterrumpida): Protege frente a cortes de corriente y picos de tensión.
No uses regletas baratas: Prefiere regletas con protección contra sobretensiones certificadas.
Inspecciona los cables regularmente: Reemplaza cualquier cable dañado o desgastado.
Limpia regularmente los ventiladores y filtros antipolvo: Mejora la refrigeración y evita fallos térmicos.
Actualiza el firmware del NAS y de sus accesorios: Especialmente si se trata de tarjetas de red, módulos de expansión o SAI inteligentes.
Evita entornos húmedos o polvorientos: Alarga la vida útil de los componentes.